Hoy vamos a hablar de una verdura muy típica en mi tierra, Aragón, así como en toda la zona de la ribera del Ebro.
Se trata de la EXQUISITA BORRAJA ¡uuuuhhhhmmmmm!
A pesar de su origen humilde, parece ser que hoy por hoy países como Francia e Italia consumen la borraja como una verdura de lujo, y la presentan como un plato exquisito en restaurantes de prestigio (si mis abuelos levantaran la cabeza.... je je).
El aspecto de la borraja es característico, con tallos alargados como pencas y que terminan en hojas ovaladas.
Ambos están completamente cubiertos de pelillos largos, ásperos y molestos al tacto, pero que en cuanto se cuecen ni se notan.
Su color es un verde intenso y su sabor es suave, fino y delicado.
A la hora de comprar borraja hay que elegirla con hojas frescas, tiernas, de color verde brillante y uniforme. No conviene elegirlas con hojas muy ásperas, con tallos gruesos y de tono amarillo, ni las que tengan las hojas blandas y lacias.
En mi casa siempre he visto a mi madre cocinar la borraja hervida y con patata, a veces le ponía también un ajito frito y jamón serrano; pero hoy en día hay infinidad de platos buenísimos con la borraja como protagonista.
A continuación os dejo una receta que para mi gusto ha salido super-bueniiiisima y que quiero compartir para que la podais disfrutar tanto como lo hicimos en casa el otro día.
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